EDUCADOR SOCIAL EN EL 2050

 Buenas a todos de nuevo!! El día de hoy os traigo una publicación relacionada con mi carrera, relacionada con lo que estoy estudiando a día de hoy. Se trata de crear un relato corto que narre una experiencia de un educador social como si viviera en 2050. A continuación os dejo el pequeño relato que he elaborado:

Cuando decidí ser educador social, nunca imaginé que en 2050 mi labor sería tan distinta. La tecnología ha cambiado muchas cosas, pero el contacto humano sigue siendo lo más importante.

Hoy, en el Centro de Inclusión Social, revisé los casos urgentes: una adolescente buscando refugio, un anciano desorientado traído por drones de ayuda y una madre soltera con problemas para encontrar trabajo en un mundo cada vez más automatizado. Aunque los sistemas digitales facilitan muchas tareas, hay algo que ninguna máquina puede reemplazar: la cercanía y la comprensión.

Me reuní con Ayla, una joven de 17 años que no se siente cómoda en las casas de acogida modernas. Sentada bajo un roble en el parque, me dijo con un susurro:

—A veces, solo quiero que alguien me escuche sin intentar decirme qué hacer.

Le propuse un reto: pasar un día sin su asistente virtual y descubrir cómo se sentía tomando sus propias decisiones. Dudó un instante, pero luego sonrió, como si le aliviara saber que podía ser simplemente ella misma. Le recordé que no siempre necesitamos respuestas de una pantalla, a veces basta con escucharnos a nosotros mismos.

Al final del día, mientras escribía mi informe, pensé en todo lo que ha cambiado y en lo que sigue igual. Puede que en 2050 los drones ayuden y la tecnología haga muchas cosas por nosotros, pero mi labor sigue siendo la misma: estar ahí, escuchar y recordarles a las personas que su voz sigue siendo importante.

Esto que os acabo de mostrar ha sido mi relato. En él, os quiero transmitir un mensaje que creo que es fundamental que tengamos y lo sigamos manteniendo conforme pasen los años. Esta claro que cada vez las tecnologías avanzan a pasos gigantes, pero esto no quita que las opiniones o los juicios de valor sobre otras personas también sean propiedades de una IA y nos quiten nuestra propia intervención personal como profesionales. Con todo esto me gustaría transmitiros que nunca debemos de dejar que una inteligencia artificial piense y actúe sobre nosotros o sobre nuestro entorno, sino que por mucho que estas pueden llegar a progresar nosotros debemos estar por delante.